LOCUCIÓN
Curso de Locución
• 1) Introducción y objetivos del curso
• 2) El habla
• 3) La lectura
• 4) Posición en la lectura
• 5) La respiración
• 6) Velocidad y ritmo
• 7) El tono y el volumen
• 8) La voz y la palabra
• 9) La energía y el énfasis
• 10) Pronunciación correcta del castellano
•
• 11) Dialectos del castellano
• 12) La comunicación gestual
• 13) La expresión corporal
• 14) La imitación
• 15) La improvisación
• 16) El silencio
• 17) Elementos del mensaje: el emisor
• 18) Elementos del mensaje: el receptor
• 19) El mensaje
• 20) Hablar en público
• 21) Miedo escénico
• 22) Capacidad interpretativa
• 23) El guión
• 24) Los medios de comunicación
• 25) Turno de palabra
•
•
• 26) Moderar un debate
• 27) Material de apoyo al discurso
• 28) La alimentación positiva
• 29) Atención visual
• 30) Naturalidad
• 31) Duración
• 32) La regla de las 6W
• 33) Señalización del discurso
• 34) La disculpa
• 35) Adecuación al ambiente
• 36) Recomendaciones Finales
Introducción y objetivos del curso
En la sociedad actual es indispensable y fundamental el aprendizaje de una correcta locución o dicción para el desarrollo de los procesos comunicativos que conforman la interacción entre las personas.
A día de hoy, son numerosas las profesiones o situaciones del día a día en las que se requiere una correcta expresión hablada para dirigirnos a los demás. Por ello, es necesario formarse en la oratoria o locución con el fin de lograr una perfecta dicción de la lengua hablada y escrita.
Contenido del curso:
Curso que consta de un amplio número de lecciones, en el que se desarrollan los parámetros adecuados para una correcta locución. Desde la lectura, la respiración, velocidad, ritmo, la vocalización gestual y expresión corporal, el tono, el silencio, la pronunciación correcta del castellano, la improvisación, la importancia del receptor o el miedo escénico, entre otros.
Todo ello acompañado siempre que sea necesario de ejemplos o ejercicios, así como un apartado final de errores frecuentes.
Es importante destacar el amplio abanico de público al que está dirigido este curso, comprendiendo con ello un sector que oscila los 18-60 años de edad.
Objetivos del curso:
• Correcta pronunciación y vocalización de la lengua.
• Aprendizaje de métodos de lectura. Inflexiones en la misma.
• Interactuar y dirigirnos al público u oyente presente o no en el discurso.
• Superación del miedo escénico.
• Puesta en escena de un discurso. Método de elaboración del discurso.
• Mejora de la entonación, voz, velocidad y ritmo de la lectura.
• Desarrollo de la capacidad interpretativa del texto. Imitación.
• Importancia de la expresión corporal y vocalización gestual.
• Respetar el turno de palabra en el debate. Discusión ante un debate expuesto.
• La alimentación positiva y la naturalidad en el discurso.
• Atención visual y adecuación al ambiente.
El habla
La comunicación es una herramienta fundamental en la integración social y en el desempeño de las relaciones humanas. Para llevar a cabo una comunicación adecuada, es necesario expresar con claridad y sencillez el mensaje que queramos emitir y que el receptor del mismo lo interprete adecuadamente.
Para la mejora de dicha comunicación o locución del mensaje debemos empezar por corregir una parte imprescindible de la oratoria: El habla.
El habla es la base de toda comunicación. Entendemos por habla el uso particular que cada persona hace de la lengua, sin embargo, independientemente del dialecto o acento de cada zona, la correcta utilización de la misma depende por completo del uso que cada persona le otorgue a su correcto empleo.
Para ello, debe presentarse especial atención a una de las reglas esenciales del correcto uso del habla, la vocalización:
La vocalización hace referencia a la suficiente apertura de la boca que permite pronunciar con suficiente claridad cada uno de los sonidos que componen nuestra lengua.
Para garantizar una correcta vocalización de la lengua debemos esforzarnos en leer por completo la palabra sin saltarnos ninguna terminación, así como, pronunciar con especial interés cada una de las letras que componen el enunciado.
Ejemplo:
La variedad de colores de esta casa es impresionante.
En esta frase es importante pronunciar con especial interés las consonantes señaladas, que suelen en muchos casos pronunciarse de forma leve o moderada, evitando con ello un correcto uso del lenguaje.
La variedad de colores de esta casa es impresionante.
Otro aspecto fundamental a tener en cuenta son las sinalefas. Entendemos por sinalefa al enlace de sílabas que hace que cuando una palabra termine en vocal y la siguiente comience por vocal, unamos ambas, de manera que se produzca un único sonido, haciendo por lo tanto un mal uso del habla.
La variedad de colores de esta casa es impresionante.
(Deben pronunciarse ambas vocales de cada una de las palabras)
Seguidamente a la vocalización de todos los sonidos del enunciado y al ejercicio de evitar sinalefas, debemos mantener un tono, ritmo y velocidad adecuada que completen la correcta locución y transmisión del mensaje emitido.
La lectura
La lectura es el mayor reflejo de comprensión de un texto tanto para uno mismo, como para el auditorio al que nos dirigimos. El modo en el que leemos e interpretamos un texto influye directamente en la atención que el público u oyente presta a nuestro discurso.
Por ello, debemos tener en cuenta los signos de puntuación de los que consta un texto, ya que nos marcarán las pautas de entonación adecuadas que darán mayor sentido y énfasis a la lectura.
Los signos de puntuación, interrogación y exclamación son los principales:
• La coma: cuando en un texto llegamos a la coma, es importante que el tono que adquiramos hasta llegar a ella sea ascendente, es decir, las comas se leen en ascendente.
Ejemplo: Algunos de mis compañeros, son demasiado habladores.
• El punto: cuando en una oración llegamos a un punto, es importante que por el contrario a la coma, éste sea descendente. Es decir, los puntos tanto seguidos como apartes se leen en tono descendente. Únicamente marcaremos con mayor caída el punto y final para que el oyente sea consciente de que el texto o discurso ha finalizado por completo.
Ejemplo: Algunos de mis compañeros, son demasiado habladores. Nunca me permiten interrumpir su conversación.
• Las exclamaciones: cuando en un texto se enfatice alguna expresión o frase, nuestro tono debe ser también enfático.
Ejemplo: ¡Qué bella es esta pintura!
• Interrogaciones: cuando en un texto debamos leer una pregunta, es importante marcar bien la interrogación para que el público u oyente sepa que se está haciendo una pregunta sobre algo, y con ello, que la distinga claramente del resto de las oraciones.
Ejemplo: ¿Qué podemos aportar nosotros?
Estos signos de puntuación constituyen las inflexiones de un texto, que junto a la expresión gestual y corporal permiten al público mantenerse atento e interesado en el discurso que estamos emitiendo, evitando con ello la pérdida de atención o la monotonía.
Del mismo modo, es importante tener en cuenta las dos formas de lecturas existentes en función del público presente o no en la sala.
• Lectura ante un público presente: en este caso no sólo debemos limitarnos a realizar las inflexiones anteriormente señaladas, sino que debemos dirigir nuestra mirada tanto hacia el público allí presente como hacia el guión o panel que tengamos delante. No debemos limitar nuestra mirada únicamente hacia el discurso escrito ya que gran parte de la comprensión de un texto reside en la interacción con el público.
Ejemplo: Profesor ante su clase o mitin político.
• Lectura ante un público indirecto: este tipo de lectura permite al emisor sentirse más relajado y pendiente del discurso, dado que su expresión corporal o gestual no se refleja ante el público u oyente. Sin embargo, este tipo de lectura no implica que el emisor no deba estar atento a las inflexiones de la lectura, es más, debe incluso prestarle más atención, ya que de ellas dependerá la total captación del mensaje por parte del oyente.
Ejemplo: Locutor de radio.
Posición en la lectura
Junto a las inflexiones y al público destinatario de la lectura, la posición que adoptemos a la hora de leer un texto o discurso influye directamente en la emisión del mismo.
Esta posición hace que varíe el tono, la velocidad y el ritmo del mensaje, y por tanto la comprensión del mismo.
Técnicas atener en cuenta para una correcta posición en la lectura.
• Espalda recta: tanto si el emisor se encuentra sentado como de pie, es necesario situarse de forma recta para facilitar la respiración y con ello lograr una correcta dicción. Durante la lectura, el consumo de oxígeno es mayor, por lo que una correcta posición permitirá mayor entrada de aire a los pulmones y con ello una lectura fluida que no provoque fatiga o cansancio.
• Posición del papel: es recomendable mantener el papel frente al rostro, en torno a una distancia de 30-40 cm, inclinándose ligeramente. De esta forma, la visualización del texto será cómoda y fácil. Para ello puede emplearse un atril o soporte si fuese necesario.
• Mirada: la mirada debe estar a la altura del papel, de forma que la visualización sea correcta y podamos incluso anticiparnos a la lectura. Si la lectura se realizase ante un público presente, es necesario que el emisor dirija también su mirada al receptor como forma eficaz de transmisión de dicho mensaje.
• Micrófono: cuando el emisor disponga de un micrófono para realizar la lectura ante el público, dicho micrófono debe situarse de forma inclinada, tanto si es sujetado por el emisor como por un pie de micrófono, y a una distancia de 10 cm de la boca, manteniéndonos siempre situados en el ángulo de distancia establecido entre el micrófono y nuestra boca para una correcta sonorización de la lectura.
La respiración
La respiración es un ejercicio fundamental en todo proceso comunicativo. La forma en la que respiramos influye directamente en la locución del mensaje. Un fallo en la distribución del aire provoca fallos en la recepción del mismo.
Al leer y al hablar tomamos aire por la nariz a la vez que lo expulsamos por la boca, por ello, es necesario controlar dichas entradas y salidas de aire a través de las siguientes indicaciones y ejercicios respiratorios.
La respiración en la lectura:
1. Es fundamental respirar profundamente el instante previo al comienzo de la lectura de un texto. Esta indicación es necesaria para comenzar con un ritmo adecuado la lectura.
2. Signos de puntuación: emplearemos los signos de puntuación (comas y puntos) para realizar pausas que nos permitan recuperar el aire expulsado.
• La coma: breve parada que nos permitirá coger aire.
• El punto: parada obligatoria que nos permite soltar todo el aire inspirado y coger nuevamente en el caso de que continúe la lectura.
Estas dos indicaciones permitirán al emisor mantener una correcta pronunciación, evitando una respiración agitada que destruya el ritmo del mensaje.
Del mismo modo, es recomendable realizar ejercicios de respiración con asiduidad que nos permitan controlar la entrada y salida de aire de nuestros pulmones. Para ello, es recomendable la respiración diafragmática o abdominal. La respiración diafragmática o abdominal es aquella en la que el aire entra y sale de los pulmones por efecto del movimiento ascendente y descendente del diafragma.
Cómo realizar la respiración diafragmática o abdominal:
Para practicar la respiración diafragmática es necesario situar una mano en el pecho y otra sobre el abdomen. A continuación inspirar aire lentamente notando cómo se nos llenan los pulmones de aire y cómo es la mano situada sobre el diafragma o abdomen la que se eleva. Finalmente, espiramos el aire inhalado notando cómo es la misma mano situada en el abdomen la que poco a poco comienza a descender.
Practicar este tipo de ejercicios, permitirá al emisor controlar cada vez con mayor seguridad su respiración en la lectura y en los procesos comunicativos.
Ventajas de la respiración diafragmática o abdominal:
• El aire llega a todo el pulmón y se oxigena mejor.
• Disminuye el número de respiraciones por minuto.
• Aumenta el nivel de energía.
• Regula el ritmo cardíaco, siendo perfecta para situaciones de nerviosismo que provoquen sequedad en la boca o sudoraciones durante el proceso de comunicación.
Velocidad y ritmo
Una vez aplicadas las técnicas anteriores, es necesario llevar una correcta velocidad y ritmo en la lectura o locución de un mensaje. Lo más frecuente, es encontrar dos tipos de emisores en función de la velocidad lectora o hablada. Ambos tipos de emisores alteran la recepción y comprensión del mensaje.
1. Aquellos que leen y hablan a demasiada velocidad.
2. Aquellos que leen y hablan a demasiada lentitud.
• En el primero de los casos, el oyente se sentirá agobiado e incluso molesto al recibir el mensaje, ya que no será capaz de prestar atención a todo el contenido del discurso. Dicha celeridad puede alterar la sonorización del mismo.
• En el segundo caso, la lentitud de la locución lleva al oyente a un estado de aburrimiento que le hará abstenerse en ocasiones del contenido del discurso.
Existen ejercicios que mejoran la velocidad y ritmo de la locución.
1. Hacer inflexiones más marcadas acentuando con mayor hincapié los signos de puntuación.
2. En la mayoría de los casos, la lentitud en la lectura y en el habla se debe al déficit de desarrollo en la musculatura de la lengua. Para ello, la lectura continuada de trabalenguas ejercita dicha musculatura y permite con el tiempo lograr una velocidad correcta del habla.
Ejemplos de trabalenguas para practicar:
Trabalenguas nivel 1.
• Cansadas, cargadas, rapadas, marchaban las chavas; calladas, calmadas, bandadas de gatas las ratas cazaban; las ranas cantaban, llamaban, saltaban, y al saltar sanaban de su mal astral.
Trabalenguas nivel 2.
• ¡Señor qué calor, sin par, rendidor, que por dar sabor de color local provoca un hedor de puro sudor! ¡Señor que calor!
Trabalenguas de nivel 3.
• Babeaba la pava, papando papeles, y vaporizando los pelos y el velo; velaba la pava, pelaba la baba, y probables brotes de plena pobreza la pava papaba, papeles babeando.
Para lograr una correcta velocidad, debemos hablar y leer siempre explicando el contenido al público, presente o no en la sala, haciendo especial énfasis en las inflexiones que junto a los signos de puntuación marcan la velocidad adecuada para una excelente locución.
La velocidad del mensaje influye directamente en el ritmo de la locución. Un consejo fundamental para controlar nuestra velocidad, consiste en hacer grabaciones de nuestras lecturas o discursos controlando con ello el número de palabras por minuto que empleamos.
Para ello, utilizaremos como medida la siguiente relación de PPM (palabras por minuto).
Medidas comunes para evaluar la velocidad y ritmo en la locución.
• Velocidad adecuada: 200-300 PPM
• Velocidad levemente mejorable: 400 PPM
• Pérdida del 50% de la comprensión y atención del mensaje: 1000 PPM
• Pérdida del 70% de la comprensión y atención del mensaje:6000 PPM
De esta forma podemos saber si nuestra velocidad, y por lo tanto nuestro ritmo de lectura y habla, son adecuados para la comprensión del mensaje.
El tono y el volumen
Se entiende por tono a la cantidad de movimiento que se produce en las cuerdas vocales, es decir, el número de vibraciones que tiene lugar en ellas cuando realizamos el ejercicio de hablar.
El tono de nuestro habla se encuentra ligado a la agudeza o gravedad de la voz, que a su vez va unido al volumen (alto o bajo) que empleamos.
Una vez que manejemos con destreza las técnicas de habla y lectura vistas en los anteriores temas, es muy importante lograr un tono y un volumen adecuado, de manera que una vez logrado será el que utilicemos a partir de ahora en toda locución de mensaje o discurso ante un público.
Para educar nuestro tono y encontrar el timbre adecuado debemos conocer el nivel de gravedad o agudeza de nuestra voz. Es importante recordar que no existe tono o timbre de voz que no se pueda mejorar. Para ello, es importante realizar ejercicios con la garganta emitiendo un único sonido que oscile desde el tono más agudo que logremos alcanzar, hasta el más grave.
Ejemplo de ejercicio:
• Emitir el sonido de la vocal /a/ desde el tono más agudo hasta el más grave.
Con este ejercicio logramos algo que normalmente no solemos realizar, escuchar diferentes facetas de nuestra voz a la que no estamos acostumbrados, y de esta forma, encontrar el tono y timbre que más se adecúe a nuestra estructura y que más embellezca nuestro mensaje.
Al igual que el tono, debemos regular el volumen de nuestra voz para no saturar con un timbre demasiado elevado, o de lo contrario, forzar el oído del receptor con un tono demasiado leve.
Para garantizar que hemos encontrado con seguridad el tono y el volumen adecuado para una correcta sonorización de nuestro mensaje, es importante realizar diferentes y numerosas grabaciones de voz de un mismo texto hasta que encontremos el tono adecuado, y practicarlo cuantas veces sea necesario para que con el tiempo y la práctica, seamos capaces de aplicar dicha entonación de forma automática a la hora de exponer un discurso público o de realizar la locución de un texto, aplicando incluso matices que inspiren seriedad, firmeza o rotundidad en función del público al que nos dirijamos.
El control del tono es fundamental para transmitir ciertos aspectos como la seguridad, la madurez o la rotundidad de nuestras palabras.
La voz y la palabra
Una vez registrado el tono y volumen de nuestra voz, es fundamental educarla y cuidarla para una correcta locución. Con la voz, podemos desarrollar diferentes matices y registros que mostrarán un estado de ánimo frente al oyente. Para lograr dichos matices, debemos adaptar la voz a la interpretación que requiera el contenido del discurso o el público al que nos dirijamos.
En este proceso de registro de matices es importante tener en cuenta dos factores:
1. Adaptar nuestro tono al contenido del discurso. Por ejemplo, si se tratase de la lectura de una novela romántica utilizaremos un tono íntimo y sensual (empleando para ello susurros o lentitud en la lectura). Al igual que el uso de otros tonos como el irónico o el amistoso.
2. El estado de ánimo del emisor no debe manifestarse a través de su voz. El emisor debe ser capaz de disimular su verdadero estado de ánimo para que frente al oyente su voz siempre suene amable y cercana, independientemente del sentimiento real del emisor.
Estas dos referencias hacen que nuestra voz siempre suene amable, evitando con ello que el público no aprecie la reacción que nos produce realmente el contenido del mensaje.
La voz es la herramienta fundamental de la locución y la oratoria. Por ello, es importante seguir los siguientes consejos en el cuidado de la misma:
• No gritar ni forzar la voz en lugares ruidosos. Si nos disponemos a ofrecer un discurso ante un auditorio y no se nos escucha con claridad, es preferible aumentar el volumen del micrófono o rogar silencio en la sala, evitando siempre forzar nuestra voz.
• Abrigar la garganta para no tener una voz dañada y que el sonido emitido esté limpio de ronqueces o ruidos.
• Apoyarnos en materiales visuales para no abusar del uso de nuestra voz.
• Beber líquidos o chupar caramelos previamente a la locución para evitar sequedad en la garganta.
• Evitar humos que puedan dañar la claridad de la voz.
Junto a cómo hacemos uso de nuestra voz, es fundamental cuidar el contenido del discurso. El correcto uso del lenguaje castellano es fundamental en la locución. Debemos cuidar las palabras empleadas, evitando con ello hacer uso de palabras malsonantes, así como realizar una correcta selección de palabras cultas, muletillas y expresiones de gran riqueza lingüística que embellezca aún más nuestro discurso.
Por tanto, la combinación de una voz cuidada y educada junto a la riqueza léxica de nuestro discurso dará como resultado una excelente locución u oratoria.
La energía y el énfasis
La actitud del emisor influye directamente en la recepción del mensaje. Todo discurso debe ser transmitido con energía, es decir, adoptar una actitud segura que transmita pasión por el mensaje, fuerza y veracidad.
Pautas para transmitir energía en el discurso:
• Emplear un tono sereno y un volumen alto (sin llegar a ser molesto) desde el comienzo del mensaje hasta el final. Hablar con un tono bajo denota timidez e inseguridad.
• Ser directo y firme, empleando para ello frases cortas y directas, evitando rodeos innecesarios que hagan perder la atención del oyente.
• Mirar a los ojos de los receptores del mensaje transmite veracidad. En ningún caso debe dirigirse la mirada al suelo.
• Adoptar una postura erguida, con los hombros relajados, cabeza alta y brazos descruzados. En ningún caso gesticular en exceso ni caminar demasiado por el escenario o habitación, así como evitar cualquier reflejo nervioso (tocarse el cabello o morderse las uñas).
• Hablar a un ritmo constante, evitando hablar demasiado rápido (nerviosismo) o demasiado lento (inseguridad).
• Tomar el tiempo necesario para meditar la respuesta a una pregunta formulada por el oyente. Es preferible contestar adecuadamente aunque para ello se haya necesitado un tiempo de reflexión.
• Hablar con entusiasmo. La seguridad no está alejada de la simpatía, por ello es conveniente sonreír en algunas partes del discurso.
• Tomar como ejemplo la energía de los discursos políticos en los casos que sea necesario un gran derroche de energía dado el contenido del discurso.
• Del mismo modo, para dotar de fuerza al discurso es necesario enfatizar palabras o expresiones, de forma que las inflexiones sean más marcadas y doten al texto de mayor fuerza.
Pronunciación correcta del castellano
A pesar de considerarse la lengua materna de España, el castellano presenta diferencias fonéticas según las diferentes regiones del país. Para ello, independientemente del acento que poseamos, debemos leer y pronunciar un castellano común que sea el que más se aproxime a la escritura del mismo.
Cada región contiene una riqueza léxica diferente al resto, esto no quiere decir que haya que eliminar dichas expresiones o palabras de nuestro discurso, sino que debemos pronunciarlas con la mayor exactitud posible, pronunciando para ello todas las sílabas de la palabra, evitando diminutivos o cualquier derivación dialéctica propia de la región habitada.
Ejemplos:
En Andalucía, es muy común suprimir la última sílaba de las palabras y acentuarlas.
• En lugar de decir: Estoy muy cansada
• En ocasiones se emplea: Estoy mu cansá
En Zaragoza, es muy común que se añadan diminutivos a las palabras.
• En lugar de decir: pequeños
• En ocasiones se emplea: pequeñicos
Del mismo modo, las diferencias étnicas o socioculturales también influyen en la pronunciación del castellano común. Son muchas las expresiones que se utilizan de forma coloquial en el castellano que no deben aplicarse a la norma escrita.
Ejemplos:
• Quillo/a (Andalucía).
• Nen (Cataluña).
Por lo general, conocemos la norma del correcto uso del lenguaje, es decir, qué es correcto y qué no lo es a la hora de elaborar un discurso en castellano, sin embargo, en la pronunciación y uso de la lengua hablada se recurre con frecuencia a un lenguaje coloquial que puede llegar a ser vulgar en muchos casos.
Para garantizar un uso adecuado del castellano, es necesario esforzarse en pronunciarlo tal y como se escribe. De esa manera y sin renunciar a nuestro acento, podremos hacer un uso del habla castellano de forma correcta y común para todos los públicos.
Ejemplo:
Esta frase debe leerse tal como se escribe, de la siguiente manera:
Mi vecino ha vendido la casa muy barata
• Se debe pronunciar: Mi vecino ha vendido la casa muy barata.
• No se debe pronunciar: Mi vecino ha vendío la casa muy baratica.
(vecino: dialecto canario/ vendío: dialecto andaluz/ baratica: dialecto murciano)
Dialectos del castellano
A la hora de elaborar un discurso público, es importante realizarlo en un lenguaje comprensible para todo oyente. Sin embargo, el castellano mantiene derivaciones lingüísticas propias de cada zona llamadas dialectos.
Entendiendo por dialecto a un sistema lingüístico derivado de una lengua común, vamos a destacar las características lingüísticas propias de los principales dialectos derivados del castellano.
España puede dividirse en dos zonas dialécticas diferenciadas: la zona de habla septentrional y la zona de habla meridional.
La zona de habla septentrional.
Es la zona que conserva un castellano más clásico, cercano al castellano común o estándar. Esta zona comprende desde la zona norte hasta el centro peninsular, limitando al este con Cataluña y al oeste con Galicia.
Rasgos comunes de los dialectos septentrionales:
• Laísmo, leísmo, loísmo. Ejemplo: La compre una camiseta.
• Pronunciación de la "d" final como "z". Ejemplo: Madriz.
• Añadir "s" final a las segundas personas del singular de las formas verbales. Ejemplo: comiste, comistes.
• Uso infinitivo en imperativo. Ejemplo: Estar en silencio, Estad.
• Eliminación de la "d" en terminaciones como: comio, comido.
La zona de habla meridional.
Este tipo de habla es propia de las zonas pertenecientes al sur de la península y Canarias, fuertemente relacionada con el español de América.
Dentro del habla meridional destaca el andaluz, el extremeño, el murciano y el canario.
Algunos rasgos característicos del dialecto andaluz:
• Seseo: Sapato (zapato)
• Ceceo: Coza (cosa)
• Yeismo: Yave (llave)
• Desaparición de la "d" intervocálica: Sentao (sentado)
• Pronunciación de la "ch" como "sh": Shaquetón (chaquetón)
• Sustitución de la "l" por la "r": carcetin (calcetin)
Algunos rasgos característicos del dialecto extremeño:
• Yeismo
• Sustitución de la "r" por la "l": devolvel (devolver)
• Aspiración de la "h" inicial: Jambre (hambre)
Algunos rasgos característicos del dialecto murciano:
• Aspiración de la "s": ehcuadra (escuadra)
• Seseo
• Yeismo
• Uso del diminutivo "ico/ica": pequeñico
• Pérdida de la "d" intervocálica: venío (venido)
Algunos rasgos característicos del dialecto canario:
• Empleo constante del pronombre ustedes para la segunda persona del plural. Este es el rasgo más característico del dialecto canario.
• Aspiración de la "h" inicial
• Aspiración de la "s" final: máh (más)
• Seseo generalizado
• Pronunciación de la "ch" por "y": muyayo (muchacho)
• Uso del pretérito perfecto simple en lugar del compuesto: escuchaste (has escuchado).
Estos son algunos de los rasgos que definen los distintos dialectos derivados del castellano, junto a estos rasgos lingüísticos y fónicos, cada región contiene una riqueza léxica característica de la zona. Palabras de procedencia histórica o étnica que enriquecen el vocabulario castellano.
En Andalucía es muy frecuente emplear términos como "currar" (trabajar), o en canarias es muy común emplear el término "gua gua" para designar al autobús o autocar.
Es recomendable evitar el uso de estos rasgos a la hora de realizar un discurso público, ya que muchos de ellos no serán reconocidos por la totalidad del público presente, por lo tanto es importante reconocerlos y emplearlos, pero de forma prudente para evitar la incomprensión del oyente. Para ello emplearemos un castellano común o estándar.
La comunicación gestual
Entendiendo por comunicación a la acción y efecto de comunicar en el que se intercambian un conjunto de códigos y signos entre un emisor y un receptor, puede distinguirse tres tipos de comunicación: la hablada, la escrita y la gestual.
Este tercer tipo de comunicación, la gestual, corresponde al lenguaje no verbal ni escrito que se realiza a través de expresiones corporales. Estas expresiones realizan las siguientes funciones en la comunicación: contradicen, afirman, refuerzan o complementan el mensaje.
La importancia de este tipo de comunicación es clave, ya que sin ella el mensaje emitido de forma oral o escrita perdería gran significado y no se realizaría una comunicación completa. Además, es importante destacar cómo en muchas ocasiones este tipo de comunicación no sólo actúa como complemento a las anteriores, sino que actúa como única y principal vía de comunicación.
Ejemplos:
• El lenguaje de signos empleado por los sordomudos. Éstos hacen de la expresión gestual su única vía de comunicación.
• Locutores de radio. Parte de la comunicación que se establece entre un locutor de radio y el realizador en un estudio, se hace a través de la comunicación gestual, empleando para ello signos establecidos con significaciones específicas para así comunicarse, sin tener que influir en el mensaje radiofónico emitido y no ser con ello perceptible para la audiencia.
La expresión gestual se realiza principalmente con las siguientes partes del cuerpo:
1. La cabeza: para realizar gestos de afirmación o negación.
2. Ojos y boca: gestos de confusión, enfado o alegría.
3. Cejas:
Una única ceja en alto: denota duda.
Ambas cejas en alto: denota sorpresa.
Ambas cejas bajadas: incomodidad o temor.
4. Manos: gestos de negación, sosiego, nerviosismo, cercanía o seriedad.
5. Brazos: enfado, alegría, cercanía.
En la mayoría de casos en los que empleamos la comunicación hablada la acompañamos de los gestos anteriores. Es fundamental para complementar el proceso comunicativo, ya que enfatizan el discurso y hacen que éste pierda monotonía, ayudando con ello a que el receptor asimile con mayor rotundidad y acierto el mensaje que se transmite.
Precisamente por su importancia, es fundamental controlar los gestos que hagamos durante el discurso, ya que éstos podrían jugar a nuestro favor o en nuestra contra según los realicemos.
Por ejemplo:
• Tener los brazos cruzados denota hostilidad o rechazo.
• Gesticular en exceso denota nerviosismo.
Para llevar a cabo una correcta locución y oratoria del discurso, al igual que hemos estudiado cómo cuidar el mensaje hablado y escrito, es importante cuidar el mensaje que emitimos con nuestros gestos.
La expresión corporal
El cuerpo funciona como instrumento de expresión y comunicación humana. Muchas de las formas de comportamiento o expresión corporal que realizamos son independientes de nuestra voluntad, sin embargo, esto no significa que no constituyan un vehículo de comunicación con los demás. Por ello, debemos controlar nuestro cuerpo al igual que controlamos y cuidamos el discurso oral y escrito.
Dentro de la expresión corporal podemos destacar los siguientes comportamientos o elementos de la expresión del cuerpo.
La postura: constituye la principal expresión corporal que debemos trabajar.
Estar de pie: es quizás la postura que mayor temor suscita.
• Es fundamental situarse a la misma o mayor altura que el público u oyente, nunca situarnos a un nivel más bajo que el mismo, ya que esto puede hacernos sentir inferiores.
• Debemos situarnos firmes y erguidos, esta rectitud permitirá además que respiremos mejor, dando lugar a una correcta dicción de la oratoria y con ello tranquilidad y confianza ante el público.
• Del mismo modo, el orador debe mostrar vida, y la vida reside en el movimiento, de manera que no debemos situarnos con excesiva rigidez en el escenario, ser naturales.
• No dar la espalda al público es fundamental, así como desplazarse levemente y no con excesiva velocidad por el escenario o sala.
Estar sentado:
• Cómodo, no apoyarse en exceso sobre la mesa pareciendo estar cansados o abatidos, ni hundirnos en exceso en ella.
• No esconder los brazos bajo la mesa, mantenerlos apoyados en ella.
• Evitar temblores o movimientos de las piernas y pies, y más si son visibles al público, ya que esto puede hacer que pierdan la atención del discurso.
• Evitar brazos o pies cruzados, y nunca manos cerradas o apretadas.
Ruidos corporales.
• Evitar aclarar la voz en exceso. En caso de necesitar aclarar la garganta, disculparse brevemente y de forma natural ante el público y beber agua antes de continuar.
• Situar el micrófono (tanto de mano como fijo) a una distancia y volumen con el que se nos escuche adecuadamente pero no en exceso, evitando con ello que se escuche la sequedad bucal o el exceso de salivación del momento.
Distancias zonales o territoriales.
El espacio en el que desarrollamos la locución también denota un significado en la comunicación. Dependiendo de la distancia establecida entre el emisor y el receptor podemos hablar de 3 zonas:
• Zona íntima (15-45 cm): delimitada para personas de confianza, pertenecientes a nuestro círculo cercano.
• Zona personal (46-122 cm): compañeros de trabajo o reuniones.
• Zona social (123 cm-4 metros): desconocidos.
Indumentaria.
A simple vista puede resultar algo no muy importante, sin embargo independientemente de los gustos de vestimenta de cada persona, es fundamental cumplir un protocolo de indumentaria adecuado, entre las que se incluyen las siguientes nociones:
• Acudir especialmente aseados y pulcros.
• Ropa cómoda, ya que nos hará sentirnos más cómodos y seguros, pero adecuada a la ocasión (elegante o que denote profesionalidad o seriedad).
• No acudir recargado o sobrecargado de complementos.
• Un peinado que no implique retirarnos constantemente el cabello.
• Usar un calzado seguro y cómodo con el que podamos caminar cómodamente por el escenario o sala de exposición.
La imitación
En la mayoría de ocasiones en las que procedemos a la locución de un discurso público suele recurrirse a la imitación de un referente televisivo o personal.
Este aspecto puede considerarse positivo siempre y cuando utilicemos un ejemplo correcto de locutor o comunicador, y siempre que tomemos como referencia o ejemplo sus gestos o expresiones a la hora de comunicar ante el público.
Sin embargo, este ejercicio de referencia puede llegar a ser altamente negativo si caemos en la imitación. Entendiendo por imitación a la copia exacta o fiel de una cosa o acción a la que se quiere sustituir. De esta forma, debe tenerse especial cuidado en no imitar fielmente el tono, muletillas o expresiones y gestos muy característicos de la persona a la que se toma como referencia, ya que siempre que comuniquemos, debemos ser nosotros mismos, actuando con naturalidad para expresar de la mejor forma posible el discurso.
De esta forma, emular las expresiones o facetas comunicativas de un orador referente puede repercutirnos negativamente, dando sensación de poca credibilidad e incluso falsedad ante el público presente.
Únicamente debe tomarse como referencia la actitud o expresiones que nos ayuden a recordar cuál debe ser nuestro modo de proceder ante el público sin caer nunca en la imitación.
La improvisación
En la comunicación y oratoria es fundamental mostrar naturalidad y espontaneidad a la hora de emitir el mensaje para con ello aportar credibilidad a nuestro discurso. Para conseguir dicha naturalidad, es indispensable practicar lo que se conoce como "el arte de la improvisación".
Puede entenderse por improvisación al ejercicio de realización de una acción de forma espontánea, es decir, realizar algo sin haberlo planeado con anterioridad.
Como comunicadores, el ejercicio de la improvisación nos aporta algo fundamental como es la naturalidad y la credibilidad del mensaje. El emisor debe ser capaz de orar sobre un tema determinado saliéndose del guión previamente establecido, dotándole con ello de una profesionalidad que hace que sea capaz de afrontar cualquier situación en la que tenga que aportar su visión sobre algún tema surgido, de forma espontánea, pero válida.
Aparentemente puede parecer que la acción de hablar sobre un tema que no habíamos previsto o guionizado puede llevarnos a algún error de comunicación, sin embargo, en nuestra vida cotidiana cada día realizamos dicho ejercicio al comunicarnos con los demás.
Ejemplos:
• Charla con un vecino.
• Encontrarse a alguien conocido por la calle.
• Opinar sobre un tema televisivo con nuestra familia.
Nuestra manera de comunicarnos cada día es 90% improvisada. Del mismo modo, es importante destacar que el público o receptor valora la capacidad del orador de opinar de forma natural sobre un tema, ya que la oratoria excesivamente preparada y guionizada puede dar lugar a monotonía en el mensaje.
Para improvisar de forma adecuada debe tenerse en cuenta las siguientes indicaciones:
• Conocer el tema del que se habla.
• Emplear frases cortas y directas.
• Lenguaje sencillo y coloquial.
• Estar relajado y liberado física y mentalmente.
• Emplear ejemplos que ilustren nuestro discurso.
Para llegar a ser expertos en comunicación, es preciso practicar con los siguientes ejercicios siguiendo las anteriores indicaciones, en los que durante un tiempo estipulado debemos elaborar un discurso improvisado sobre un tema determinado.
1. Ejercicio. Durante 30 segundos, tema: el pan.
2. Ejercicio. Durante 1 minuto, tema: el calor.
3. Ejercicio. Durante 2 minutos, tema: el frío.
4. Ejercicio. Durante 3 minutos, tema: la amistad.
Si el emisor es capaz de llegar al cuarto ejercicio sin titubear en exceso y sin quedarse callado, puede considerarse un gran improvisador. De esta forma, el orador se obliga a construir un discurso improvisado sobre un tema que no ha preparado con anterioridad.
El silencio
Existe un elemento de comunicación fundamental en todo el proceso comunicativo: el silencio. En la comunicación, el silencio actúa como un arma muy valiosa que aporta importantes significados al mensaje.
Aparentemente pensamos que el mensaje que emitimos está compuesto de palabras y de expresiones (comunicación gestual), sin embargo es el silencio el que determina en muchas ocasiones el significado de dicho mensaje.
A continuación, pueden observarse algunas de las influencias del uso del silencio en la comunicación:
• Marca el principio y el fin de una conversación o de un discurso.
• Permite recoger la información y proporciona tiempo para asimilarla.
• Crea un espacio de diálogo y reflexión.
• Aprueba o niega ciertas conductas o mensajes.
• Intencionalidad dramática.
Una de las características más importantes del silencio en la comunicación, es su carga valorativa, es decir, en ocasiones el silencio significa o expresa más que cualquier palabra empleada.
Ejemplo:
(Emisor): ¿Fuiste tú?
(Receptor): silencio
Por lo tanto, el silencio tiene una carga significativa determinante en la comunicación, por ello, debemos realizar dichos silencios de forma correcta, empleándolos con la carga significativa que queramos aportar al mensaje que emitimos.
Pueden distinguirse dos tipos de silencios:
1. Silencio objetivo: ausencia de ruido.
2. Silencio subjetivo: empleado con intencionalidad para expresar un estado de ánimo o significado concreto.
El primero de ellos, aparentemente de menor importancia, es decisivo, ya que sin el silencio como mera ausencia de ruido la comunicación sería caótica.
Ejemplo:
Imaginemos una canción o un discurso sin silencios (excesivamente rápida/o, no entendible y caótica/o).
Elementos del mensaje: el emisor
Para abordar cualquier proceso comunicativo de forma adecuada debemos centrarnos principalmente en los 3 elementos fundamentales que lo forman:
Emisor Mensaje Receptor
Emisor: elabora y emite el mensaje.
Mensaje: conjunto de signos expresados de forma oral o escrita principalmente, acompañado de elementos de la comunicación (silencio o gestos).
Receptor: recibe y asimila el mensaje.
Antes de llevar a cabo un proceso comunicativo complejo, debemos estudiar estos 3 elementos con el fin de establecer una idea aproximada de quién elabora y emite el mensaje, cómo se emite dicho discurso y sobre todo quién lo recibe.
El primero de los elementos, el emisor, es el que determinará en gran medida el éxito o fracaso de la comunicación. Para realizar un correcto ejercicio de emisión, el emisor debe tener en cuenta los siguientes aspectos:
1. Elaborar un discurso adecuado en tiempo, temática y público al que se dirige.
2. Emitirlo de forma clara, directa y sencilla.
3. Emplear los elementos comunicativos pertinentes para acompañar al mensaje (silencios y expresión gestual, entre otros).
4. Estudiar la figura del receptor al que va dirigido el mensaje (edad, sexo, profesión, etcétera).
El conjunto de dichos aspectos a tener en cuenta por el emisor, son los que proporcionan una comunicación excelente, entendiendo por ésta la meta principal de todo emisor o locutor de un mensaje: elaborar y emitir un discurso de forma adecuada para que la asimilación de éste por parte del receptor sea rápida, directa y eficaz.
Elementos del mensaje: el receptor
El receptor es el agente que recibe y asimila el mensaje en el proceso comunicativo. Este destinatario, interpreta los signos que configuran el mensaje emitido. Esta figura es determinante, ya que en función de las características del mismo se adecúa el mensaje y su locución.
El emisor debe realizar un estudio previo de las características principales del receptor en función de los siguientes indicadores:
• Edad.
• Sexo.
• Nivel de estudios.
• Profesión.
• Interés por el mensaje.
En función de estos indicadores, el emisor debe ajustar el mensaje para que así el discurso se adecúe en lenguaje, temática y contenido. En ocasiones, el receptor se convierte también en emisor al formular una pregunta al orador (emisor). Por ello, es importante destacar el carácter bidireccional del proceso comunicativo.
Emisor Receptor
El mensaje
El mensaje está formado por el conjunto de signos que el emisor envía al receptor, sin embargo, este mensaje está influenciado por otros elementos que intervienen en el proceso comunicativo.
código
emisor---------------canal-------------receptor
(contexto)
/ruido/
Elementos que intervienen en el proceso de la comunicación:
El canal: constituye el medio físico por el que viaja el mensaje. Es el medio de transmisión por el que se emite la información.
El canal puede clasificarse en 3 grupos:
• Canal personal: es el canal en el que intervienen dos o más individuos que se comunican de forma directa, es decir, existe un contacto directo entre el emisor y el receptor. Además existe capacidad de retroalimentación entre emisor y receptor, dando lugar a una respuesta tras el mensaje emitido.
Ejemplo: Comunicación que se produce entre un maestro y un alumno en un aula.
• Canal no personal: el mensaje es transmitido sin que exista una interacción directa entre el emisor y el receptor.
Ejemplo: Mensajes emitidos por los medios de comunicación (televisión, radio o prensa).
Sin embargo, a través de estos canales existe la posibilidad de retroalimentación no directa, es decir, el receptor puede responder al emisor a través de canales no personales, como mensajes de texto o cartas.
• Canal interactivo: basado en las nuevas tecnologías, como internet. En este caso puede hablarse de retroalimentación, como es el caso de las vídeo conferencias entre emisor y receptor.
El canal oral, auditivo y el visual son los más utilizados para transmitir y recibir el mensaje emitido.
Código: es el conjunto de elementos semánticamente interpretables por el emisor y el receptor a través del cual transmitir el mensaje.
Puede clasificarse en:
• Código lingüístico: lengua hablada o escrita, así como la lengua de signos.
• Código no lingüístico: aquel en el que son símbolos los que poseen una carga semántica interpretable.
Ejemplo: señal de tráfico.
Contexto: abarca el conjunto de circunstancias en las cuales se produce la comunicación. El contexto en el que se produce el acto comunicativo es determinante.
Ejemplo: ¡Sube a mi carro! (persona subida en un coche). El contexto hace que comprendamos desde un primer momento que con la palabra carro el conductor está haciendo referencia a su coche.
Ruido: se considera a toda señal no deseada que afecta al canal de transmisión del mensaje y que puede afectar a la comprensión del mismo.
Ejemplo: Sonido estridente que se produce al pitar un coche mientras dos personas hablan en la calle.
Hablar en público
Una vez dominadas las principales técnicas y conocimientos sobre la locución y oratoria, es el momento de ponerla en práctica. Para ello, es el momento de prepararse para exponer en público nuestro mensaje en forma de discurso.
Es el momento de aplicar lo hasta ahora aprendido, sin embargo, eso no implica que deba provocar en el orador una sensación de angustia o estrés. Lo primero de todo es mantener la calma y estar relajado, para ello en este tema se recogen los principales consejos a tener en cuenta para realizar una excelente y relajada oratoria pública.
1. Conocer el tema: prepararlo a fondo, dotándonos de un amplio conocimiento sobre el tema expuesto para estar seguros de lo que contamos.
2. Practicar con antelación: practicar el habla pública de nuestro discurso e incluso grabarnos para con ello detectar errores futuros.
3. Guioniza tu discurso: redactar un esquema o guiones con las ideas básicas del discurso. Este es un consejo muy útil, ya que depender de nuestra memoria o de un gran texto puede hacernos perder la atención y tropezar. A través de un esquema o guión podemos ir de una idea a otra de nuestro contenido, no dejando cabida al olvido.
4. Visualiza el éxito: es aconsejable alimentarse de positividad, confiando en todo momento en que nuestra oratoria va a ser buena y completa, evitando así cualquier pensamiento negativo que pueda estropear nuestra puesta en escena.
5. Respirar profundamente y mantener cuerpo y mente relajada: previamente y durante el discurso debemos intentar estar lo más relajados posibles y para ello podemos recurrir a respirar profundamente cuando sea necesario en nuestra oratoria.
6. Apoyo visual o material: hacer uso de pizarras, proyección de vídeos o de dispositivas que te permitan darse un respiro, evitando durante unos segundos hablar, mientras que el público presta atención a los apoyos visuales empleados.
7. Audiencia: prestar atención a la exposición y al contenido del discurso, y no a la audiencia, a pesar de que esto no signifique no dirigir miradas a tu público.
8. Silencios y disculpas: no temer a los silencios, son frecuentes e incluso en ocasiones necesarios. Ser natural y ante un imprevisto o un error, disculparse brevemente y volver a situarse en el mensaje.
Estas indicaciones ayudarán a que la exposición del mensaje sea excelente y que la dicción y locución del discurso sea adecuada, dada la tranquilidad y serenidad del orador.
Miedo escénico
El miedo o terror escénico en la comunicación se basa principalmente en la reducción de la efectividad comunicacional y en la parálisis de las expresiones corporales y gestuales del orador. Esta reacción impide que el emisor transmita el discurso principalmente por miedo al fracaso o al ridículo.
Ese terror no es más que el fruto de los pensamientos negativos del orador que pueden llevarle a un malestar físico que le impida realizar su función comunicativa.
Algunos de los síntomas más frecuentes en situaciones de terror escénico son:
• Sequedad en la boca.
• Respiración acelerada.
• Sudoración excesiva.
• Tartamudeos.
• Afonía.
• Dolor de cabeza.
• Mareos.
• Fatiga o dolor estomacal.
Controlar nuestra mente en situaciones públicas no es fácil. La presentación en público y control del miedo escénico requiere un gran esfuerzo y dominio de estrategias que pueden ayudarnos a superar esta situación y evitar sufrir un cuadro de miedo escénico.
Algunos consejos o técnicas recomendadas para controlar el miedo escénico son:
1. Positividad: lo primero de todo es evitar cualquier pensamiento negativo del tipo no podré, no me va a salir bien. Es necesario ser fuertes y repetirnos a nosotros mismos mensajes cargados de positividad como, soy capaz, lo voy a conseguir o tengo la capacidad y lo voy a demostrar.
2. Visualizar el éxito: debemos imaginar al público en posesión de una actitud y disposición positiva, es decir, interesado y motivado por nuestro discurso.
3. Imaginar o buscar una persona en el público que nos genere confianza o tranquilidad: buscar entre la audiencia una persona que nos aporte tranquilidad o confianza y dirigir hacia ella las miradas e imaginar que el discurso está siendo expuesto para ella. En caso de no encontrar ese rostro amigable entre el público, imaginar a alguien de nuestro entorno al que no nos cueste explicarle cómodamente nuestro contenido.
4. Ejercicios de relajación: previos a la presentación son muy aconsejables. Respirar profundamente llenando los pulmones, mover los brazos y hombros para liberar tensiones y hacer ejercicios con la lengua para ejercitarla antes de salir al escenario o atril.
Estas indicaciones ayudarán a lograr un clima de confianza y relajación claves para que nuestro discurso sea un éxito.
Capacidad interpretativa
Todo buen comunicador desempeña también en ocasiones el papel de actor. Esto es así debido a la capacidad interpretativa del orador. Como orador, es necesario mostrar frente al público una actitud o estado de ánimo que difiera del de comunicador, sin embargo, esto no puede impedir que su energía, énfasis y el tono de su mensaje se vea perjudicado. Para ello el orador deberá recurrir a su capacidad de interpretación.
Además de fingir un estado de ánimo, el buen comunicador también debe en ocasiones interpretar un tono o actitud ante el discurso dada la situación en la que se emite.
Ejemplos:
• Leer un obituario requiere un tono íntimo, relajado y apenado.
• Leer un discurso político requiere énfasis, energía y decisión.
Por ello, es fundamental tener en cuenta cuál es la actitud y el tono que se requiere en cada acto comunicativo e interpretarlo para realizar un discurso o mensaje de forma correcta.
Es aconsejable por tanto realizar ejercicios como el propuesto a continuación que obligan al orador a leer un mismo texto interpretando diferentes tonos y actitudes.
Ejercicio 1. Texto a interpretar
Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Lo dejo suelto y se va al prado y acaricia tibiamente, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: ¿Platero?, y viene a mí con un trotecillo alegre, que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal.
Platero y yo (Juan Ramón Jiménez)
1. Primera interpretación: tristeza/abatimiento
2. Segunda interpretación: alegría
3. Tercera interpretación: enérgico/enfático
4. Cuarta interpretación: mitin político
5. Quinta interpretación: seriedad y firmeza
6. Sexta interpretación: intimidad/romanticismo
Cuanto mayor capacidad interpretativa muestre un orador mayores posibilidades de éxito tendrá dada su capacidad de adaptación a las características y situación que requiera el mensaje.
El guión
La mayoría de los procesos comunicativos que se hacen en público requieren de un texto de apoyo o guión. Este guión es fundamental para llevar a cabo una comunicación ordenada, directa y eficaz.
Para ello, debemos saber redactar un guión adecuado basándose en las siguientes características:
• El guión debe recoger de forma esquemática las ideas o temas de los que vamos a hablar. No debe nunca escribirse textualmente todo lo que vamos a comunicar, ya que perderíamos naturalidad. Únicamente debe recoger las ideas o temas de forma ordenada.
• El orden y limpieza del guión es fundamental. Las ideas o temas deben estar ordenados e incluso numerados para mantener el orden en el discurso.
• El guión debe estar escrito con una letra claramente legible y a un tamaño que no nos haga forzar la visión y leer a simple vista la idea o tema.
• Subrayar palabras claves e incluso emplear diferentes colores para destacar palabras o expresiones que no queremos olvidar.
• Memorizar las ideas claves de nuestro guión para no recurrir constantemente a la visión impresa de nuestro discurso.
Es importante recordar que el guión o esquema de nuestro discurso actúa como apoyo al discurso, aportando seguridad al orador al poder recurrir a su esquema en caso de olvido o confusión.
Sin embargo, no debemos seguirlo totalmente, ya que la interacción de los demás ponentes, del público, así como cualquier imprevisto puede hacernos cambiar el rumbo y contenido del discurso.
Los medios de comunicación
El soporte o medio por excelencia que mejor muestra el ejercicio de locución y oratoria son los medios de comunicación. La locución varía en función del medio en el que se desarrolle.
• Prensa
A pesar de ser un medio impreso, la redacción de un artículo debe estar acorde para una correcta lectura y locución del mismo. Para realizar una correcta locución es indispensable que la redacción (incluyendo aspectos como la concordancia, ortografía y puntuación) sea impecable. Cada día tanto en radio como en televisión se recurre a la lectura de algún artículo o noticia publicada en la prensa, por ello es indispensable escribir un texto adecuándonos a su posterior lectura o locución en voz alta y forma pública.
• Radio
Es el medio por excelencia para la locución y oratoria. En ella, la correcta locución es el corazón del medio. Un locutor de radio debe conocer al detalle todas las técnicas de locución y oratoria, siendo experto en el uso de su voz y su palabra para expresar el mensaje a la audiencia.
Junto a los efectos técnicos y musicales, es la oratoria del locutor radiofónico el que mantiene al oyente y mantienen el programa vivo.
• Televisión
En el medio audiovisual la locución del mensaje también juega un papel fundamental para la recepción del mismo. Sin embargo, a diferencia de la radio, es el contenido visual el que acompaña al contenido auditivo, de forma que la combinación de ambas influye directamente en la recepción del mensaje, así el mensaje no sólo llega al espectador a través del oído, sino que la visualización de imágenes que acompañan a la oratoria del mensaje hacen que éste llegue al espectador con mayor rapidez y asimilación.
Por tanto, los medios de comunicación son un claro ejemplo de plataformas y soportes de locución y oratoria, no obstante, es importante seguir un ejemplo correcto, ya que como en todo, existen muchas locuciones deficitarias que tienen cabida en los medios actuales.
Turno de palabra
Son muchas las ocasiones en las que el orador se enfrenta a una mesa de debate en la que exponer, comentar o discutir su exposición. Es en esta ocasión donde el orador debe tener en cuenta las siguientes indicaciones para desarrollar eficientemente su discurso sin que para ello tenga que influir negativamente en la exposición de otro orador presente en el debate.
Para ello, el orador debe tener muy presente a lo largo del debate cuál es su turno de palabra para exponer su mensaje y saber qué criterios debe o no seguir para aprovecharlo.
En su turno de palabra el orador debe:
1. Ser educado. Saludar y dirigirse con educación al resto de ponentes, al moderador y al público.
2. Mantener una dinámica de diálogo, contestando a las preguntas que se le formulan.
3. Levantar la mano en caso de requerir el turno de palabra de nuevo en caso de ser interrumpido.
4. Reconducir el tema ante una interrupción, utilizando para ello frases del tipo: como te decía/volviendo al tema.
5. Mirar a los ojos al resto de participantes al contestar a sus opiniones.
6. Escuchar a los demás.
7. Respetar las opiniones y turnos.
8. Acompañar frases como: no he acabado, no me interrumpa, déjeme terminar, de la expresión ¡Por favor!.
En su turno de palabra el orador jamás debe:
1. Imponer su opinión.
2. Ignorar al resto de participantes o ignorar sus opiniones.
3. Intentar dominar el debate.
4. Ofender con descalificaciones, insultos o palabras mal sonantes.
5. Elevar la voz.
6. Mirar hacia otro lado.
7. Levantarse e irse.
8. Reírse ante el discurso o palabras del oponente.
Moderar un debate
La figura del locutor u orador no siempre actúa como participante o protagonista de un debate. En ocasiones, el orador actúa como moderador del mismo, controlando las preguntas que se formulan, dando turnos de palabra y asegurando la correcta continuidad y enfoque del debate.
Consejos para moderar correctamente un debate:
1. Tener definida la temática del debate y la posición (a favor o en contra) de los participantes del mismo.
2. Una vez definidas las posiciones de los participantes conceder turnos a cada parte permitiendo que la contraparte ofrezca una respuesta antes de realizar una nueva pregunta.
3. Mantenerse imparcial: durante el desarrollo del debate el moderador debe optar por una actitud totalmente imparcial, evitando mostrar su opinión sobre el tema o su inclinación hacia alguna de las partes exponentes. Dicha imparcialidad debe también verse reflejada en los tiempos que ofrece a cada participante y en la entrega de la palabra a los mismos.
4. Controlar el tiempo del debate: ofrecer a cada orador un tiempo equivalente de exposición.
5. Controlar la temática en todo momento. No dejando que el tema principal que se trate pierda protagonismo y derive en otro.
6. Si algún orador desvía una pregunta, el moderador debe enfocar de nuevo la atención entorno a la pregunta formulada.
7. En caso de faltas de respeto o una actitud poco adecuada de algún participante, el moderador deberá llamar la atención al mismo o incluso expulsarlo de la mesa si lo considera conveniente.
8. Finalizar el debate recalcando con declaraciones o titulares destacados de cada parte que resuman cuál ha sido la conclusión de su mensaje o discurso.
Material de apoyo al discurso
A la hora de exponer un tema de forma pública es conveniente contar con un material de apoyo que ejemplifique nuestro discurso y ayude a realizar una exposición más dinámica y comprensible.
El uso de material de apoyo puede variar entre esquemas en pizarras, diapositivas, imágenes, vídeos, audios y grabaciones u objetos. Todos ellos ayudan a que nuestro mensaje sea mejor asimilado por el público y más completo.
Para emplear de forma efectiva dicho material es necesario tener en cuenta las siguientes indicaciones:
• El material de apoyo jamás sustituye al discurso. Ambos deben complementarse.
• Debe ser claro y fácil de comprender. Huir de esquemas caóticos y emplear una caligrafía fácilmente legible.
• Es importante comprobar previamente que el escenario o aula se encuentre acondicionado para emplear el material (proyector de imágenes, altavoces, etcétera).
• El material debe ser lo más dinámico, atractivo y llamativo posible para evitar el cansancio o aburrimiento del público.
• Durante la exposición es muy importante que el orador interactúe con el material, acercándose a éste y señalando y explicando lo mostrado en dicho material. Jamás debe exponerse el material de apoyo únicamente, es necesario explicarlo y apoyarse en él para desarrollar la idea del discurso.
• La interacción del público es fundamental, por ello es recomendable que sea el público el que participe directamente leyendo el material de apoyo o haciendo algún inciso sobre el mismo.
• Es importante recordar que si el material de apoyo es empleado de forma incorrecta, el orador puede destruir la armonía de su discurso y hacer perder el interés del público en el mismo.
Por ello es necesario realizarse tres preguntas previas a la exposición:
1. Qué material vamos a emplear en función del aula o escenario.
2. En qué momento del discurso vamos a emplearlo.
3. Cómo vamos a hacer referencia a dicho material para captar la atención del público y que este se mantenga atento e interactúe en el discurso.
La alimentación positiva
En comunicación, se entiende por alimentación positiva al ejercicio mental de repetirnos mensajes positivos que “alimentan” nuestro estado de ánimo para enfrentarnos al público u oyente.
Cuando hacíamos referencia al miedo escénico, hablamos de la positividad como técnica recomendada para la pérdida de dicho miedo. Pues bien, cada vez que el orador se enfrente a un discurso público es recomendable realizar tres ejercicios de alimentación positiva.
Destacar tus cualidades y visionar el éxito
Repite a ti mismo tus valores y cualidades que te harán triunfar en tu puesta en escena.
Visiona el éxito que va a tener tu discurso, tienes las herramientas y la actitud necesaria para lograrlo fácilmente.
Perdona tus errores
Resta importancia a los errores que puedas cometer. Es humano equivocarse y por ello no significa que tu discurso no resulte exitoso. Vuelve a retomar el tema tras el error y continúa sin pensar más en ello.
Céntrate en el mensaje
Enfoca toda tu atención en el contenido del mensaje y en el material que has preparado.
Atención visual
La interacción visual que se produce entre el orador y el resto de participantes del debate o del público constituye en sí misma una parte fundamental de la comunicación.
El oyente quiere conocer aquello que le estamos contando, de forma que la dirección de nuestra mirada hacia ese receptor le estará mostrando que el mensaje está dirigido a él.
Esta atención visual sirve como elemento motivador para ambos protagonistas de la comunicación. Como consecuencia, el público se sentirá motivado y prestará mayor interés por comprender el contenido del discurso.
Si partimos de esta idea, la actitud de dicha mirada será también determinante en su recepción. El orador debe con su contacto visual con el receptor transmitir aspectos claves como: seguridad, dominio, fuerza o confianza. Ésta dependerá de la reacción que visualicemos en el público, ya que a medida que vamos observando respuestas positivas o negativas en el público, nuestra confianza y despliegue oratorio irá aumentando o disminuyendo progresivamente.
Sin embargo, es importante detectar el verdadero rango de público al que nos dirigimos y sobre el que debemos mantener la atención visual. Y es que, normalmente, existe un porcentaje de público que presentará signos que no deben hacernos perder la concentración. Ejemplos con el de un joven que hace molestos ruidos o algún gracioso en la sala.
Es importante por tanto, estar atentos a la intención y carácter de nuestra mirada ante un público del cual también debemos estudiar su respuesta visual, y por lo tanto, jamás dirigir nuestra mirada hacia el suelo o hacia los lados del público. Debemos ser directos y definir nuestra intención comunicativa con dicho contacto visual.
Naturalidad
Una de las cualidades fundamentales que deben cumplirse en la transmisión del mensaje en público es la naturalidad. Como dicta la propia definición del término, la cualidad de ser espontáneo en la manera de ser o comportarse es la forma adecuada de llegar eficazmente al público.
Esta cualidad va íntimamente ligada a otra muy útil en el ejercicio de la oratoria: la credibilidad, de ahí la importancia de actuar y transmitir el discurso de forma natural, para ser creíbles ante el receptor.
Dicha naturalidad puede en ocasiones fingirse. Sin embargo, es importante recordar que el cuerpo no miente, de forma que es desaconsejable adquirir gestos que no encajen con la propia personalidad del orador, ya que ello dará lugar a un discurso artificial y poco creíble.
Tampoco es recomendable anotar gestos que puedan posteriormente hacernos perder el hilo del discurso e incluso parecer articulados. El orador debe estar lo más relajado posible y esto se consigue actuando de forma natural, siendo uno mismo, con la ventaja de que dicha actitud será la más acertada para llegar al público presente.
Actuar con naturalidad ayuda a que ante un imprevisto, seamos capaces de reaccionar ante el público de forma espontánea y creíble y más aún ante audiencias de gran envergadura como es el caso de los medios de comunicación.
Dicha naturalidad también se muestra en la sinceridad y cercanía. Ante un error o fallo es recomendable asumir éste con naturalidad y hacer partícipe del mismo a la audiencia o público presente actuando de forma espontánea y nada articulada.
Duración
En la exposición de un discurso es fundamental controlar el tiempo del que disponemos para dicha exposición. Excederse en el tiempo y no poder terminar el discurso no sólo perjudicaría nuestro mensaje sino la forma de emisión del mismo acelerando nuestra emisión e incluso saltándonos ejemplos o apoyos visuales que complementan el mensaje.
Del mismo modo, terminar antes de tiempo el mensaje puede dar lugar a equívocos o incluso a sensación de poco contenido o poca calidad del mismo.
Lo correcto es mantener un ritmo natural que permita al público no perderse ni aburrirse con el mensaje y que permita al locutor exponer correctamente el discurso empleando para ello el material de apoyo necesario, ejemplos, atendiendo intervenciones e incluso tener posibles imprevistos.
Para lograr una correcta duración de nuestro discurso es fundamental tener en cuenta los siguientes pasos:
1. Informarnos previamente y en primer lugar del tiempo de exposición del que disponemos.
2. Calcular en función de dicha duración: Cuánto tiempo se dedicará al contenido del mensaje y cuánto tiempo se dedicará al apoyo visual.
3. Dejar unos minutos de pérdida en dicho cálculo ante algún imprevisto.
4. Dejar tiempo aproximado para ruegos y preguntas finales.
Estos cuatro pasos deben ser ensayados previamente a ser posible, para hacer un cálculo lo más aproximado posible al tiempo real que nos llevará la exposición del mensaje, y hacer tras dicho cálculo las modificaciones necesarias para no excedernos ni acortar en exceso nuestro mensaje.
La regla de las 6W
El concepto de las 6 W es un concepto vinculado a la redacción de información y elaboración de noticias en el periodismo. Por ello, es una técnica muy útil en la redacción del mensaje o discurso sobre el que posteriormente hablaremos en público, ya que define claramente todas las preguntas y por tanto toda la información que puede hacerse sobre un tema o aspecto.
Para que una información, o en caso del locutor, para que un discurso sea completo debe responder a las 6 W (cinco W que derivan de la traducción de los interrogativos en inglés y una H).
• Who?: ¿Quién?
• What?: ¿Qué?/¿Cuál?
• Where?: ¿Dónde?
• When?: ¿Cuándo?
• Why?: ¿Por qué?
• How?: ¿Cómo?
De esta forma, en la exposición oral de un tema o discurso el orador debe tener en cuenta que su contenido corresponde de forma ordenada a las 6 W. Además el uso de esta norma implica que en los mensajes espontáneos o no previstos de un guión previo, el creador sea capaz de estructurar su discurso de forma completa siguiendo la regla de las 6 W.
Señalización del discurso
Partiendo de la idea de guión como camino o esquema a seguir por el orador para desarrollar con orden y seguridad el despliegue de su mensaje, es importante destacar cómo debe estar señalizado dicho discurso (siempre señalizado por el propio orador) para recordar y ver aspectos del discurso con tan solo una simple mirada.
Dicha señalización consiste básicamente en destacar, a través de diferentes métodos, las palabras, expresiones o partes del texto que son más importantes o que requieren una intención especial.
Estos son algunos de los aspectos importantes a destacar en un discurso:
• Destacar los títulos de cada sección o párrafo para diferenciar con exactitud cuándo comienza uno y termina otro.
• Destacar palabras importantes que no puedan pasar sin ser nombradas.
• Subrayar palabras o expresiones de difícil pronunciación para estar especialmente atentos a la hora de leerlos.
• Emplear otro cuerpo de letra o cursivas para diferenciar citas textuales del resto del texto.
• Enumerar listados para leerlos en orden y no confundirlos.
• Rodear sinalefas o recursos lingüísticos que puedan dar lugar a una incorrecta pronunciación.
• Hacer uso de flechas o asteriscos para destacar un párrafo o zona importante del texto.
Para ello emplearemos diferentes métodos, como son:
• Diferentes tipos de letra.
• Diferentes cuerpos de letra.
• Diferentes tipos de subrayado (gruesos y finos).
• Diferentes colores para el subrayado, flechas o tipos de letra.
Estos aspectos y métodos serán muy útiles para que el orador sea capaz con tan sólo una mirada de visualizar y desarrollar con menor probabilidad de error su discurso públicamente. Es importante que dicha señalización sea elaborada por el propio locutor del mensaje y no por alguien ajeno, ya que cada persona emplea de forma diferente cada aspecto o método de señalización y es ella misma la que mejor comprende sus señales en función de sus necesidades visuales.
La disculpa
Ante la locución de un mensaje público cabe la posibilidad de cometer un error. Del mismo modo un debate con más participantes puede dar lugar a que el orador ofenda a otro miembro o incluso a un sector del público con alguno de sus mensajes.
Ante esto es importante: reconocer el error y pedir disculpas. Esta tarea, fácil a simple vista, puede en ocasiones ser costosa, sin embargo resulta mucho más positivo y más valorado por los demás asumir la responsabilidad de las palabras y reconocer públicamente el error. Dicha disculpa genera mayor credibilidad del orador y empatía con el público como señal de humildad y autocrítica del emisor.
Es importante que el orador acepte con naturalidad el ejercicio de su disculpa sin que ello le haga sentir inferior o rompa la armonía de su discurso. Tras realizarla, el locutor debe continuar con su mensaje de forma tranquila y armónica, y con la misma energía y actitud positiva previa al error cometido.
Indicaciones para realizar una disculpa adecuada:
1. Habla en primera persona asumiendo el error.
2. Sé directo, evita dar rodeos.
3. Explica lo ocurrido pero evita dar excusas.
4. Lamenta lo ocurrido.
5. Controla no excederte en el tiempo.
6. Termina corrigiendo tu actitud futura. Emplea para ello frases del tipo: “No volverá a ocurrir”, “Pondré de mi parte para que no vuelva a suceder”.
Realizar de forma natural la disculpa definirá al orador como un gran profesional que asume sus errores y que no evita empatizar con el público y demás miembros del discurso.
Adecuación al ambiente
Cuanto mayor confianza y control en sí mismo y en el resto de factores que intervienen en el discurso posea el locutor, mayor será el éxito de su discurso.
Por ello es importante intentar controlar todos los aspectos posibles previamente a la exposición. Uno de esos aspectos a controlar es el lugar en el que se desarrollará la exposición.
A ser posible, es recomendable que el orador visite o se informe previamente, para tener presente los siguientes aspectos:
1. La calidad del sonido en función de la distribución y espacio de sala.
2. El escenario y lugar del público.
3. Dispositivos y adaptaciones para el material de apoyo.
4. Espacio disponible para el orador en el escenario.
5. Prueba de sonido y luz.
6. Aforo de público.
Controlar estos aspectos o informarse lo mejor posible sobre ellos ayudan a controlar aún más nuestra destreza y seguridad en el escenario e incluso puede dar lugar a ensayos reales previos.
Vemos los entresijos de esta figura profesional y los tipos de locutores que existen y servicios que prestan.
Contenidos [Ocultar]
• 1 Qué se necesita para ser un locutor profesional
• 2 Tipos de locutores y servicios
o 2.1 Servicios de locución en directo
o 2.2 Servicios de locución grabados
o 2.3 Relacionado
Qué se necesita para ser un locutor profesional
No todas las personas que utilizan su voz con fines profesionales se pueden considerar locutores. De hecho, podemos hacer una diferenciación entre presentadores de televisión en directo o de programas grabados, oradores presenciales en actos de todo tipo y, finalmente, los locutores para prácticamente el resto de trabajos donde la herramienta principal es la voz.
No obstante, las líneas entre estos tres profesionales pueden fundirse en casos como programas de radio televisados o eventos donde el maestro de ceremonias es un locutor o locutora.
Tipos de locutores y servicios
En nuestro caso, haremos una primera diferenciación para describir los servicios que pueden ofrecer los locutores profesionales: locución en directo y locución grabada.
Servicios de locución en directo
Empezamos con los locutores profesionales que realizan su trabajo en vivo.
A diferencia de los locutores que graban sus locuciones, este profesional requiere de una serie de habilidades donde destaca la espontaneidad y capacidad de reacción.
Algunos servicios en relación a esta figura son:
• Locutores guías en visitas a todo tipo de lugares.
• Locutores de radio, los más representativos de esta categoría.
• Comentaristas en eventos deportivos.
• Animadores para eventos lúdicos como conciertos, festivales y celebraciones similares.
• Maestro de ceremonias en presentaciones de libros, artistas, empresas, etc. A diferencia del orador, que se dirige de forma directa a los asistentes, el locutor puede dirigir un evento desde un lugar más discreto o cabina.
• Locutor-traductor. En muchas ocasiones -y esta especialidad es cada más reclamada- para algunos de los eventos mencionados se utilizan locutores nativos para traducir en tiempo real lo que el locutorio de habla hispana está diciendo.
Servicios de locución grabados
Con la llegada de la informática e Internet, a los servicios de locutores profesionales clásicos se han añadido nuevas especialidades muy utilizadas.
Desglosamos unas y otras:
• Locutores-dobladores de películas y series. Son los profesionales más «artísticos» y se les puede considerar actores y actrices. Son los que más utilizan a los foniatras para aprender a modular sus voces según el personaje que interpreten.
• Locutores para documentales y audiolibros. Sin tener una capacidad expresiva como la de los dobladores, sí que requieren de una voz atractiva y agradable.
• Locutores publicitarios y corporativos. Los encontramos especialmente en radio y televisión. Aunque no estén dentro de las producciones de ficción sí que requieren unas habilidades interpretativas similares a la de los dobladores.
• Locutores orientados a la formación. Participan en los llamados webinars y en todo tipo de audios formativos o explicativos de cómo utilizar una aplicación, por ejemplo. Usan un tono didáctico plano para asegurarse que el protagonista es el contenido.
Locutores telefónicos. Es un servicio que casi todas las empresas u organismos requieren. Los trabajos van desde grabaciones de mensajes personalizados para el contestador del teléfono corporativo a guías de voz grabadas para pedir hora en el médico o para aplicaciones como la popular SIRI de iPhone.
• Locutores para videojuegos. En este caso se unen los locutores con un tono informativo para explicar el juego a los dobladores para dar voz a los personajes. De hecho, la industria del videojuego ya ha contado con numerosas voces conocidas dentro del cine y la televisión.
Para terminar, mención aparte los locutores para bancos de audios. Además de servicios personalizados, muchos freelance del sector encuentran trabajo vendiendo sus grabaciones a bancos de voz y audios de todo tipo. Este sector funciona de forma muy parecida a los bancos de imágenes y tienen cabida grabaciones en todos los idiomas.